by Carmen Alicia Moncayo de Ayala

La Navidad debería comenzar muy temprano, cada día, tocando los corazones y la necesidad de tantos, ofreciendo todo lo que somos en una sonrisa, en un abrazo y en el firme compromiso de Amar para marcar la diferencia. Viviendo cada momento con eternidad.

¿Existe la Navidad en un país del “Tercer Mundo”? ¿Acaso existe Navidad para los niños que son abandonados? ¿Existe Navidad para los niños enfermos cuyos padres no tienen dinero para la medicina que sus hijos precisan en el hospital? ¿Acaso existe Navidad para los niños hijos de mineros, y poblaciones indígenas de las áreas rurales de mi querido Ecuador? ¿Será pues que la Navidad es compatible con la injusticia?

¿Cómo es posible que
tantos otros estén bajo estrés por no tener suficiente dinero para
comprar más cosas innecesarias para celebrar la Navidad?


Al parecer hay diferentes conceptos de Navidad, y uno de ellos es el
resultante de nuestro modo egoista respecto de la vida, donde todo debe
satisfacer y llenar “mis necesidades” y donde todo debe darme “la
sensación de sentirme bien”.


El verdadero significado de la Navidad, sin embargo, es el tener la
capacidad de encontrar no nuestras diferencias, y aquella enorme
forma-abismal del estatus, cultura, y trasfondo, sino más bien la
capacidad de hallar la riqueza existente en cada uno de nosotros, la
gran cantidad de posibilidades que cada persona aporta a nuestra vida
siempre que cuidadosamente busquemos apreciarlo, y el poder que la
unión produce habilitándonos para dar inicio a la construcción del día
a día de una Navidad Real para todos. Hagamos de las sonrisas una regla
ineludible en nuestras vidas, compartamos abrazos, cuidemos de ello
estando activamente involucrados en el gran rompecabezas de la vida,
puesto que si por acaso u na pieza no encaja, esto nos impedirá el
disfrutar de la gran obra de arte que tenemos el honor de vivir.


Si aportamos gozo a la vida de otros, esto dará lugar a nuestro propio gozo.


Que la Navidad sea para cada uno de nosotros una temporada eterna, que
todos encontremos el verdadero significado de la Navidad, que es el
cumpleaños de Nuestro Altísimo Rey Cristo, que nos dió el ejemplo de
una entrega total de sí mismo por amor.


La vida no se repite a sí mismo: el privilegio de amar a aquellos que nos rodean es HOY.